sábado, 29 de mayo de 2010

Ecuador: La Insurrección de mayo del 1944

Ecuador: La Insurrección de mayo del 1944

Leonardo Ogaz A.


Cuando hace 66 años trabajadores, estudiantes, intelectuales, sectores medios y otras capas populares, se tomaron las calles de casi todo el Ecuador para derrocar al gobierno autoritario y antinacional de Arroyo de Rio dejaron una impronta en la historia que obstinadamente se quiere borrar. Nadie quiere reivindicar la fecha. Los sectores de derecha tienen buenas razones para olvidarla, recordar guardias armadas de obreros y estudiantes recorriendo las calles de Guayaquil no les causa ninguna simpatía. En la izquierda tradicional se quiere olvidar ya que el sentimiento de derrota y frustración, al haber entregado la revolución al populista Velasco Ibarra, se ha impuesto. Es por eso que este aniversario del 28 de mayo la recordación ha pasado casi inadvertida.

Se trata de no hacerle concesiones al olvido y recuperar para la memoria de los oprimidos las cuestiones importantes de este acontecimiento y las sintetizaremos de la siguiente manera.

Es un acontecimiento en que actúan el pueblo coaligado con sectores de militares nacionalistas y algunos elementos de las clases dominantes. Esto dio lugar a una insurrección cuyo epicentro fue Guayaquil, pero que tuvo un respaldo nacional en donde se derrotó después de un arduo combate al cuerpo policial llamado en esa época carabineros, que después del incendio de su cuartel desapareció para siempre. Estos carabineros se habían convertido en la guardia pretoriana del Presidente liberal Carlos Alberto Arroyo del Río.

Después del triunfo de la insurrección se dieron formas embrionarias de poder popular, que siguen marcando un precedente liberador de indudable importancia.

Ahora, la insurrección contenía en su seno una contradicción manifiesta entre su carácter popular y democrático y un programa burgués lleno de ambigüedades.

La insurrección no puede ensanchar y profundizar el proceso democrático debido a graves errores de conducción política que sumados a la acción de la clases dominantes logran desgastarla.

La Revolución de mayo conocida también como la “gloriosa” logra con éxito destruir parte del antiguo poder, pero no logra construir otro distinto, se queda en el plano de las transformaciones políticas y no pasa al cambio de las relaciones sociales, por ejemplo hubiera sido importantísimo concretar una reforma agraria.

El papel del líder, José María Velasco Ibarra, en el cual se encarna el ideal revolucionario es absolutamente regresivo puesto que contiene a la revolución, la desmoviliza y finalmente la derrota.

La constitución de 1945 que emergió de la Asamblea Constituyente posterior a la revolución representó por largo tiempo un referente democrático de gran importancia ya que en realidad nunca llegó a entrar en vigencia.

La izquierda al ser desplazada y derrotada por Velasco Ibarra deja un vacío que es llenado por el populismo de Guevara Moreno primero y Assad Bucaram después, estos se convierten en la voz de los sectores marginados que iba generando la crisis agraria que se desarrolla entre los 40 y los 50.

El nacimiento de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en el contexto de los acontecimientos de mayo institucionaliza un proceso de desarrollo de una identidad cultural nacional.

El contexto internacional de la revolución de mayo fue el de la segunda guerra mundial esta marcó la alineación de los países latinoamericanos con la potencia del norte en el caso nuestro reforzó la dependencia del Ecuador con los EEUU., de tal forma que llegó haber una base norteamericana en las islas Galápagos y avanzadas militares en la costa Continental del Ecuador, en nombre de la defensa continental.

La política de los frentes populares y de las unidades nacionales contra el fascismo jugó un papel indudablemente nocivo durante la coyuntura ya que impidió el desarrollo autónomo e independiente de las organizaciones de trabajadores.

La guerra de 1941 con el Perú atravesó todo el proceso de la revolución de mayo y fue una de sus motivaciones más poderosas el Ecuador perdió, producto de esta guerra, más de la mitad de su territorio, cuestión que fue sancionada por el protocolo de Río de Janeiro en 1942.

Las élites dominantes nunca tuvieron un proyecto serio de construcción nacional y debilitaron de tal manera a la nación que los afanes expansionistas de las clases dominantes peruanas no encontraron en su aventura belicista sino una escasa resistencia.

El Ecuador a la época era un país con un muy bajo nivel de desarrollo, era básicamente un país exportador de productos agrícolas como el cacao y otros productos como madera de balsa, arroz, etc., es decir, el nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas era muy insuficiente. Además sufrió durante la década del 30 al 40 una crisis económica de grandes proporciones, se derrumbaron los precios del cacao en el mercado mundial, unas plagas arrasaron las plantaciones lo que dio como consecuencia una inestabilidad política que en promedio tuvo un presidente cada año y medio durante esa década.

En todo caso la revolución del 44, que fue una transformación eminentemente política, representó un hermoso paréntesis de libertad y democracia, una especie de reconstrucción de la nación desde abajo, eliminó el fraude electoral, abrió las puertas al desarrollo de la cultura y generó un significativo avance en la conciencia democrática.