jueves, 11 de febrero de 2010

Historias Abandonadas: De cuando me aventuré en el Cyber

De cuando me aventuré en el Cyber

Y es cuando me quedo sin empleo, desesperado y casi en shock, que, ingreso al maravilloso mundo del internet, a esas famosas agencias virtuales, donde todo el mundo busca profesionales y paga bien.

Primero, me piden mi nombre completo, edad, sexo (como que se me viene a la mente aquella broma sexista), lugares donde trabajé, experiencia, títulos profesionales, escuela, colegio, universidades, diplomados, masterados, por último direcciones, aspiración salarial, si soy casado, soltero u otra condición civil.

Y después de haber llenado pacientemente, miro que el registro automático del cyber café marca un dólar con 10 centavos -creo que me demoré mas de lo que imaginaba- pero en fin, cumplo con mi anhelo esperanzador de encontrar un empleo acorde con mis necesidades básicas monetarias.

Reviso que no falte ningún campo por llenar y luego busco más páginas de empleo. Encuentro otra que me pide absolutamente lo mismo. ¡Santa paciencia! Como diría el compañero del hombre murciélago. De nuevo las mismas preguntas, pero este servicio me ofrece más bondades, entre ellas: de que las empresas buscan una persona como yo y que ya miles han sido contratados. Caigo en sus promesas.

Entre buscar y buscar empleo, abro el messenger y me pongo a chatear. Mi novia me recuerda drásticamente la necesidad de encontrar un trabajo honesto y bien pagado. Algo que por lo menos en estos tiempos no concuerda. Porque se puede encontrar un empleo honesto que nunca cubre tus necesidades (algo clásico en nuestra sociedad) y obtener por otros medios (palancas) un trabajo bien pagado pero de dudosa procedencia (a la final ¿Qué vale mas? ¿Nuestro trabajo o el dinerito?)

Mi amigo de la adolescencia me recuerda que él ya pasó por eso y que luego de un año consiguió algo decente. Me imagino lo que tuvo que pasar. Mis ex compañeras de trabajo, ponen el estado ausente y me ignoran.

¿Dos dólares y veinte centavos? Creo que estoy lento o el registro automático del cyber está más acelerado que un taxista pirata.

Miro que me llegan correos de los servidores de empleo. Hago click casi en forma desesperada y la página se abre lentamente. Es verdad, hay cinco mensajes en la bandeja de entrada. Estoy feliz.

Cambio de decisión. No son ofertas de empleo. Son publicidades que llegan una tras otra, de las agencias virtuales de colocación. ¿Y mis oportunidades de conseguir trabajo? Creo que tendré que esperar. A veces la tecnología en vez de ayudarte te juega una mala pasada.

Salgo del cyber.

Dos semanas después. Sigo mirando como llega a mi correo publicidad de productos inimaginables. Un dólar con 32 centavos. Creo que las empresas no me quieren. No obtengo ni una sola oferta de trabajo. Pero al menos me entero de que en mi ciudad, hay muchas empresas que se ofertan en mi correo electrónico. Y todo gratis.

Salgo del cyber. Voy a presentar mi carpeta en un anuncio que hoy miré en el periódico y decía algo así: Se necesita personas con buena presencia. Sueldo: mil quinientos dólares. No son ventas.

Espero conseguir algún empleo decente donde solvente mis necesidades económicas.

Mientras tanto seguiré mirando aquellas majestuosas publicidades. Y como no. Ojalá entre ellas, llegue una propuesta de trabajo a mi correo electrónico.


lunes, 8 de febrero de 2010

Historias Abandonadas: Gladiador del Asfalto

Gladiador del Asfalto

Cuando el sol resplandecía en medio de nuestras cabezas, decidimos tomar un taxi para ir al aeropuerto. Acompañaba a unos amigos que ansiosos, esperaban el vuelo 0546 directo al Caribe.


Frunzo el ceño y mientras alzo la mano, el sol implacable llega hasta mis ojos y un taxi se detiene a mi señal. Con las valijas en su lugar, subimos al automóvil y el chofer enciende el taxímetro. Arrancó sin demora mientras yo terminaba de acomodarme y de abrir más la ventana, para evadir el calor que producía el astro rey a esa hora. Me había sentado junto a él.

De repente mientras curvaba una calle y al mismo tiempo esquivaba un agujero, le noté algo cansado y un poco jadeante, pero seguía manejando. No le di importancia. Hasta que llegamos a un semáforo y nos detuvimos.

Miré de reojo que al iniciar la marcha, accionaba con su mano derecha la palanca de cambios y luego, la misma mano subía al volante.

¿Y la otra mano? Pensé.

Transitaron algunos segundos y pude observar que el cansancio se debía a que su otro brazo, el izquierdo, no existía. Manejaba solo con la mano derecha. Realizaba los cambios al son de turnos casi mágicos y veloces. Rendía cuentas a la tarea honrada y gloriosa de las personas que no se quedan atrás, aún cuando los tiempos son difíciles.


Su expresión era la de poder llevar el pan a su casa con el sudor diario, anclado fielmente en su único brazo, que ya estaba coordinado para realizar la obra prolija de llevar con toda confianza su mecanizado trabajo.

Cuando llegamos al aeropuerto, nos abrió el portaequipajes, y con dificultad de mi bolsillo, pude sacar dos dólares en monedas que casi se me caen debajo del asiento por mi lentitud al pasar de una mano a la otra.

¡Muchas gracias! Le dije. Y no tuve la valentía de decirle y expresarle mi respeto y animarle a que siga adelante…

A veces, nos quejamos de pequeñas cosas que tienen solución, pero nos ahogamos en un vaso de agua.

Hay personas que, como este hombre, se aferran a lo que tienen y luchan por seguir adelante.

Eso, es valentía.


viernes, 5 de febrero de 2010

Sobre un hermano pais...

Amig@s, publico este artículo de la autoría de Leonardo Ogaz sobre nuestro hermano pais Chile:


¿CÓMO ENTENDER LO DE CHILE?


Leonardo Ogaz A.


A más de alguien debe haber sorprendido el que una Presidenta Socialista exitosa de paso a un presidente de derecha que gobernará con muchos de los que apoyaron al gobierno de Pinochet.


La contradicción es solo aparente, en realidad en Chile desde que se abrió paso al régimen que sucedió a la dictadura, dos coaliciones, la de derecha y la “Concertación por la Democracia”, alianza entre la Democracia Cristiana dos partidos de corte socialdemócrata y el Partido Socialista de Chile que copa el espacio político de la centro derecha y la centro izquierda, se han puesto de acuerdo en al menos dos cosas fundamentales: no tocar el modelo económico neoliberal dejado por la dictadura y no cambiar sustancialmente el régimen electoral binominal que les garantiza una cuasi paridad, se necesita, entonces para cualquier iniciativa política importante de acuerdos, y así han estado manejando el sistema en una especie de cogobierno informal durante 20 años en una “democracia de acuerdos”, pero excluyente de todas las minorías. Y es muy probable que esto siga en una suerte de intercambio que se parece bastante a la teoría de Wilfredo Pareto acerca de la circulación de las élites.


La astucia de la “Concertación” actual alianza gobernante de empoderarse del modelo neoliberal y del régimen político dejado por la dictadura ha terminado. El degaste, la corrupción y una hábil campaña de la derecha la han desbancado. Una determinada gestión junto a un estilo de hacer política de los partidos integrantes de la “concertación” ya había concitado un enorme malestar incluso al interior de sus propias filas, además con el paso del tiempo las diferencias y los matices de las dos coaliciones enfrentadas en lo insubstancial, se fueron desdibujando, las ideologías licuando en la ensalada posmoderna de lo que se ha dado en llamar la política transversal, ahora da lo mismo los políticos de derecha que los de izquierda puesto que lo que se discute son los detalles.


La propia concertación preparó con esto su derrota, quien mejor se maneja en esta atmosfera populista y clientelar es la derecha y su triunfo sigue la lógica del ambiente liviano y farandulero en que se ha transformado la cultura política chilena. Tan es así que el candidato de la derecha Sebastián Piñera acaudalado millonario se presentó con una estrategia que trabajó sutilmente la idea de que era él la verdadera continuidad del progresismo de la presidenta. Ahora la Señora Bachelet deja paso a la expresión política de los principales beneficiarios del sistema que se ha instaurado en Chile, los grandes empresarios y las empresas multinacionales.


Las buenas maneras del traspaso presidencial refrendan esta disolución posmoderna de paradigmas. Como si en Chile no existiera una diferencia abismal entre la mayoría de la población y la élite dominante. Habla además de la tremenda hegemonía del pensamiento neoliberal en Chile que ha llegado a convertir hasta a ciertos sectores socialistas en obsecuentes defensores de la economía de mercado, incluso pudimos escuchar en la primera vuelta de la campaña presidencial al candidato del Partido Comunista, un socialista disidente de viejo cuño, decir que el mercado es un perfecto asignador de recursos.


La astucia de la “concertación” consistió en vestirse con ropa ajena, aunque se duda hoy que tuvieran una ropa propia, la aceptación del neoliberalismo y las estructuras de reproducción política dejadas por la dictadura, es la causa profunda de la derrota, a pesar que de boca rechazaban el binominalismo, se acomodaron y en 20 años no las cambiaron, la excusa de que la derecha se oponía revela la absoluta incapacidad política o la anuencia cómplice de no romper definitivamente la institucionalidad pinochetista. Quizás el aporte más significativo de la coalición saliente sea el haber impuesto una especie de neoliberalismo social con inversiones en salud y educación cuyo eje lo constituyó una red de protección social que impulsó en el último período la presidenta Bachelet, además de una política de subsidios a través de bonos a los sectores más empobrecidos, que ha instaurado un populismo bonocrático que sumado al control mediático les ha permitido mantener importantes niveles de adhesión.


En realidad el 80% de popularidad que exhibe la presidenta Michel Bachelet es en gran medida una hechura mediática impulsada por toda la izquierda, el centro y la derecha, esta popularidad no podía ser transferible a su coalición porque la mitad de esa popularidad era generada por la propia derecha que evaluaba positivamente a la presidenta socialista ya que el manejo económico seguía la ortodoxia neoliberal con la cual el empresariado chileno está más que satisfecho. Mientras en plena campaña presidencial el gobierno se negó rotundamente a resarcir a los profesores de una deuda previsional histórica dejada por la dictadura, derrotando una larga huelga de los maestros, las cámaras empresariales no dejaban de elogiar la política responsable de la presidenta.


El balance profundo de los 20 años de los gobiernos concertacionistas no es para sentirse orgullosos. En un estudio reciente realizado por la Escuela de Economía de la Universidad de Chile se dan los siguientes datos: el 68% de los chilenos no tienen un contrato laboral permanente, sino precarista, lo que habla de una tasa de explotación impresionante. Otro 68% gana menos de 180.000 pesos mensuales ( menos de 360 dólares), que el 62% de los niños nacen sin familias constituidas; que el 46% de los chilenos padecen de neurosis o depresión; que el 66% de ellos no lee ningún libro al año; que la tasa de delincuencia permanece alta y si agregamos que la represión al pueblo mapuche continúa y que los niveles de distribución del ingreso son obscenos y explican el clasismo estructural de la sociedad chilena vemos que la situación dista bastante de la imagen mediática que presenta a Chile como caminando hacia el desarrollo.


En conclusión se cambiará de gobierno pero no de modelo, habrá otros matices más regresivos por ser un gobierno de derecha y la política internacional del nuevo gobierno se enfrentará con los gobiernos progresistas de América Latina. El escenario próximo de la coalición derrotada, cuyo principal partido es el Demócrata Cristiano, es de una crisis profunda que la puede llevar a su ruptura definitiva, ya que sobre todo este partido, el demócrata cristiano, no puede articular un proyecto esencialmente distinto al de los derechistas triunfantes.


Autor: Leonardo Ogaz A.