lunes, 8 de febrero de 2010

Historias Abandonadas: Gladiador del Asfalto

Gladiador del Asfalto

Cuando el sol resplandecía en medio de nuestras cabezas, decidimos tomar un taxi para ir al aeropuerto. Acompañaba a unos amigos que ansiosos, esperaban el vuelo 0546 directo al Caribe.


Frunzo el ceño y mientras alzo la mano, el sol implacable llega hasta mis ojos y un taxi se detiene a mi señal. Con las valijas en su lugar, subimos al automóvil y el chofer enciende el taxímetro. Arrancó sin demora mientras yo terminaba de acomodarme y de abrir más la ventana, para evadir el calor que producía el astro rey a esa hora. Me había sentado junto a él.

De repente mientras curvaba una calle y al mismo tiempo esquivaba un agujero, le noté algo cansado y un poco jadeante, pero seguía manejando. No le di importancia. Hasta que llegamos a un semáforo y nos detuvimos.

Miré de reojo que al iniciar la marcha, accionaba con su mano derecha la palanca de cambios y luego, la misma mano subía al volante.

¿Y la otra mano? Pensé.

Transitaron algunos segundos y pude observar que el cansancio se debía a que su otro brazo, el izquierdo, no existía. Manejaba solo con la mano derecha. Realizaba los cambios al son de turnos casi mágicos y veloces. Rendía cuentas a la tarea honrada y gloriosa de las personas que no se quedan atrás, aún cuando los tiempos son difíciles.


Su expresión era la de poder llevar el pan a su casa con el sudor diario, anclado fielmente en su único brazo, que ya estaba coordinado para realizar la obra prolija de llevar con toda confianza su mecanizado trabajo.

Cuando llegamos al aeropuerto, nos abrió el portaequipajes, y con dificultad de mi bolsillo, pude sacar dos dólares en monedas que casi se me caen debajo del asiento por mi lentitud al pasar de una mano a la otra.

¡Muchas gracias! Le dije. Y no tuve la valentía de decirle y expresarle mi respeto y animarle a que siga adelante…

A veces, nos quejamos de pequeñas cosas que tienen solución, pero nos ahogamos en un vaso de agua.

Hay personas que, como este hombre, se aferran a lo que tienen y luchan por seguir adelante.

Eso, es valentía.